lunes, 28 de febrero de 2011

Crónica en el camión 4221

Como muchos de ustedes saben yo soy un usuario frecuente del transporte público, mi vida y mi transporte dependen de que mi boletur tenga el crédito suficiente para poder abordar la unidad; eso si  yo tengo un gusto muy peculiar para escoger el camión en el que abordare para ir a mi destino, si el camión va lleno hasta la madre, simplemente lo ignoro y espero al siguiente, casi siempre que abordo un camión lo quiero ver semi vacio con lugares disponibles, si es posible los de atrás y en la esquina, si no lo encuentro así  ténganlo por seguro que me iré parado todo jodido trayecto hasta que se desocupen los asientos.

La anécdota que les voy a redactar me sucedió hace unos cuantos días en el camión 4221 de la ruta 16 que me lleva desde mi casa a pocos pasos de mi universidad. Un día más común que corriente me dirigía a la parada del camión pues ya se me hacia tarde para la primera clase que era de Cine, el camión ya se estaba tardado un tiempo considerable, pero no me desespere, pues estaba armado con la música de mi celular, así que no me importaba esperar pues estaba muy entretenido con mi música.

De pronto veo que a lo lejos por la avenida 3 camiones de ruta venían juntos, cosa que se me hizo muy extraña ya que los camiones llevan un intervalo de tiempo entre cada uno y era raro que fueran a la par. Llego el primer camión que iba atascado de gente así que lo ignore, el segundo no era la ruta que me llevaba a la alameda así que el tercer camión fue el elegido; iba semi vacio y era la ruta que me dejaba más cerca de la universidad.

Subí al camión sin tomarle importancia al conductor y a las personas que ya iban en la ruta, de inmediato me puse a analizar la situación del camión en cuanto a los asientos, topándome que mi asiento predilecto estaba desocupado, así que si titubear y sin mirar atrás me dirigí a él.

El camión era ya de un modelo pasado, los asientos incómodos, las ventas rayadas y los interiores pintados con plumón; como no tenía nada mejor que hacer me puse a leer todas y cada una de las leyendas escritas en las paredes del camión del lugar donde estaba; me decepcione tanto al leer algo que me demostró la decadencia en que esta el intelecto de la sociedad, ¿Qué persona pensante y con raciocinio avanzando escribe? “Puto el que lo lea”… esto sí es inverosímil, la verdad lamentable y no lo digo porque lo leí, si no porque me pongo a pensar en el pobre imbécil que lo escribió ¿Qué quería ganar con eso? No lo sé, tal vez en un futuro lo investigue.

Pocos metros de haber iniciado mi trayecto, note que el chofer (ah como les caga que les digan así) andada de muy mal humor, pues su manera de manejar y de tratar al usuario no era la optima; eso sí, este tipo tenía un pleito cazado con el camionero de adelante, lo rebasaba, se le cerraba muy cerca casi al borde del choque; nunca pensé en que chocaríamos, pues yo confió en la destreza de estos señores del volante que pueden manejar una unidad de dimensiones exageradas con una sola mano, ósea la bola que tienen en el volante. También me impresiona su gran manejo del cálculo, pues rebasar en una calle donde apenas caben 2 carros es algo de sumo respeto.

Cuando me di cuenta que este viaje sería algo especial, es cuando los dos camiones se fueron a la par en un trayecto aproximado de 20 metros, de camión a camión los operadores de las unidades de iban mentando la madre uno al otro a ultranza, aun recuerdo las palabras textuales que dijo el chofer de donde yo iba:

“Ps que no vistes pendejo… Chinga tu madre puto.. que?..que? que?? … Bájate Pendejo haber si cierto…ñaaa pinche jotito”

No podía dejar de reírme, claro lo hice a discreción, pero lo que note fue la mirada de enojo e inconformidad por parte de los demás usuarios que en su mayoría eran señoras.
La ruta siguió con su normalidad, pero estos dos neandertales del volante seguían haciendo de las suyas con sus unidades y claro los más afectados éramos nosotros los usuarios pues sus malos manejos y el mal estado 
de la unidad hacían que el viaje fuera incomodo y turbulento.

La paciencia del camionero estaba a punto de estallar, mi expectativa era grande, pues yo ya había vaticinado que los dos choferes se bajarían y arreglarían las cosas como los antiguos cavernícolas, ósea a madrazos, esto desencadenaría que vinieran mas camioneros o incluso taxistas a meterse a la trifulca y el solo pensar en ese espectáculo de animales en pelea me llenaba de gran gozo.

Llego un momento en que el camionero se detuvo, se armo de valor y con todo y sus 105 kilos y una greña digna de Rigo Tovar se bajo del camión a encarar a su épico enemigo; acompañado de toda la expectativa de los pasajeros de saber que pasaría. Fue impresionante ver como todas las señoras (pues en su mayoría eran señoras las que iban en el camión) se levantaban con toda la indignación del mundo y decían:

“¿Qué le pasa?”
“¿Cree que trae Ganado?”

Y otras frases las cuales me arrancaron una descarada carcajada que hizo que me ganara la mirada despreciable de los demás pasajeros; mientras se escuchaban mentadas de madre, amenazas de que le iban a romper su madre y mas palabras altisonantes dignas de un chiste de polo polo… como siempre pasa, el pleito no paso a mayores;  una señora se levanto de su lugar y con todos los ovarios suficientes y su voz de vendedora de verduras de mercado, se atrevió a decir:
“Oiga señor, luego se pelea, tenemos prisa”
Yo volví a sonreír de una manera irónica frente a la cara de la señora, la cual me mentó la madre con la mirada, poco después empezaron las amenazas de que iban a reportar a este camionero.
El tipo volvió a conducir y simplemente se  despidió de su rival mentándole la madre con el aire del dual del camión.
Nunca me había divertido tanto en un camión de ruta, esta aventura animada de ayer y antier termina con mi gran risa y me quedo con el recuerdo de toda la indignación de las personas y como un tipo se vuelve un energúmeno al volante.
Tal vez por eso no queremos que suba el precio del camión, por el deplorable servicio que dan estos cavernícolas del volante, aunque a cambio de un poco de crédito de mi boletur recibí un gran show a cambio.




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